Hoy vamos a hablar de algo que nos ha traído muchos dolores de cabeza… Nuestra experiencia comparándonos con los demás. Es algo que todos, en mayor o menor medida, estamos acostumbrados a hacer, pero que no tener en cuenta el daño que nos hacemos.
Presión social y comparaciones
Como hemos comentado en otras entradas como «nuestra experiencia en el pediatra» o «mi experiencia con la lactancia diferida» la presión social es algo que nos ha ido acompañando a lo largo de todo el embarazo y durante los primeros meses del bebé.
Hoy vamos a hablar sobre la presión social que hemos sufrido y las comparaciones que nos han hecho y que nos han generado tanto malestar. La gente tiene mucha tendencia a comparar a los bebés. Hemos tenido que escuchar cosas como:
- Mi bebé tiene la misma edad y pesa dos kilos más que el tuyo
- El mío come platos de lentejas con costilla (con 6 meses)
- El mio siempre se acaba todo lo que le pongo en el plato
- El mío ya anda con 9 meses
- El mío toma 300 ml de leche antes de irse a la cama
- Mi hijo duerme 12 horas del tirón
Podría dedicar una entrada solo a mencionar las barbaridades que hemos tenido que escuchar. Digo barbaridades porque me cuesta creer que muchas de esas afirmaciones sean reales. Aun suponiendo que lo son… ¿qué es lo que quieren decir con eso? que… ¿está mal que mi peque peses 2 kg menos, que no coma lentejas con costilla, que deje cosas en el plato y que no ande con 9 meses?
No, si algo he aprendido es que cada bebé es un mundo. Quizás unos son más delgados y otros más gordos, pero también puede ser que el que es más delgado esté más desarrollado en otros niveles o que el que anda con 9 meses no tenga el mismo desarrollo sensorial que otro que no anda.
Hemos pasado mucho tiempo, sobre todo durante los primeros meses, preocupadísimos porque nuestro bebé no pesaba lo mismo que otro que tiene apenas unos días más. Esto unido a que la gente da opiniones sin habérselas pedido… puede ser un gran quebradero de cabeza.
¿Por qué no está bien compararse?
Compararnos nos puede generar mucho malestar. Además, tenemos que tener en cuenta que, en la mayoría de las ocasiones, nos comparamos con cosas que no son reales. Es decir, la gente nos muestra lo que nos quiere mostrar o lo que es socialmente aceptable.
Si analizamos algunas de las afirmaciones que comentábamos en el apartado anterior, nos daremos cuenta de que es poco probable que sean verdad. Es decir, si nos comparamos con ellas, nos estaremos comparando con cosas poco reales y nos estaremos causando malestar para nada.
En resumen, compararnos nos ha generado mucho malestar y ha hecho que nos cuestionemos constantemente. Aun así, con el tiempo hemos aprendido que compararse no sirve de nada, que cada bebé es un mundo y que las afirmaciones que hace la gente sobre sus bebés no tienen porqué ser reales.