El tema de los zapatos es algo que llevamos luchando desde que nuestro peque nació. Lo cierto es que a la gente le hace gracia regalar zapatos pero, desde nuestro punto de vista, no son regalos que sean útiles o que se puedan aprovechar. Hoy vamos a dedicar la entrada a hablar sobre por qué no deberías regalar zapatos a niños pequeños.
1. Los bebés no usan zapatos… ¡ni los necesitan!
Esto es lo primero que decía yo cuando nació nuestro niño. la Asociación Española de Podología Infantil (AEPI), dice que lo más recomendable en esta etapa en la que los niños no andan es que los niños estén descalzos o con calcetines antideslizantes si hace frío o el suelo es peligroso. Esto les permite:
Estimular la musculatura y propiocepción del pie.
Desarrollar correctamente el arco plantar.
Tener libertad de movimiento en los dedos y tobillos.
Hasta que no caminan de forma estable, los zapatos no son beneficiosos. Es más, pueden ser contraproducentes…
La AEPi recuerda que «el pie del bebé necesita libertad. El calzado, si es muy rígido o estrecho, puede alterar su desarrollo».
2. Es fácil equivocarse de talla
Los pies de los niños son particulares y crecen rápido. Si no probamos el zapato probablemente le regalemos la talla que no es. Incluso el mismo número puede tener diferentes tamaños dependiendo de la marca. Muchas personas creen que por tener 12 meses tiene que usar el número 24 y no es así. La talla no siempre coincide con al edad o con el número de meses.
Un dato alarmante es que sgún el Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana, más del 70% de los niños usa calzado inadecuado en cuanto a talla o forma. Esto… puede provocar roces, dolor, deformidades o alteraciones posturales.
Nosotros tenemos un armario lleno de calzado que no le podemos poner porque no es su talla o porque directamente no le quedan bien y tropieza o son demasiado duros.
3. Los padres pueden tener otras prioridades… como el calzado respetuoso
Como vimos en el artículo sobre calzado respetuoso, un zapato respetuoso es aquel que: tiene suela fina y flexible, no tiene refuerzos, respeta el ancho del pie, permite el libre movimiento de los deditos y no eleva el talón. Está comprobado que si el zapato cumple todas estas características, no interferirá con el desarrollo natural del pie.
En todas las tiendas podemos encontrar calzado monísimo, a mí también me encanta (por ejemplo, estas Victoria me parecen lo más). Sin embargo, tenemos que tener en cuenta qué es lo que le viene bien al niño y es práctico y no lo que estéticamente nos guste.
4. No todos los zapatos se adaptan bien al pie del niño
Este es otro de los motivos por el que no podemos ponerle zapatos que le regala la gente. Nuestro peque nació con los dedos montados… si le ponemos zapatos estrechos los dedos se pontarían todavía más. En este caso es una cuestión médica.
Además, también tenemos unas zapatillas super bonitas de Adidas (estas). No me voy a meter en si son respetuosas o no, pero nuestro peque tropieza con ellas al tener la suela expandida para los lados. Otro niño de su clase, que también las lleva, las gestiona genial y no tropieza. Con esto queremos decir que cada niño es un mundo y que solo podemos saber si algo le va bien probándoselo.
Entonces… ¿qué puedes regalar?
Si quieres regalar calzado… lo mejor es que les des a los padres un vale para comprar el calzado que quieran.
Si no te convence y prefieres comprar algo, siempre con ticket regalo para que lo puedan cambiar si así lo consideran oportuno 🙂
Conclusiones
Este es un tema que me indigna porque muchos miembros de nuestras familias regalan calzado sin darse cuenta de que es una pérdida de dinero. Tenemos un cajón con un montón de zapatos y zapatillas que no podemos ponerle porque no son su talla, no los gestiona bien, son estrechos en la parte de la puntera, etc.
Muchas personas dicen «si le queda grande, ya lo pondrá más adelante». Esto es algo sin sentido. Por ejemplo, tenemos unas crocs que no le valen ahora y probablemente le valgan en invierno. En invierno las crocs no son aptas… por lo que… probablemente se queden sin usar y es una pena porque la mayoría de las veces son zapatos caros.
¡Hasta la próxima!!