Desde antes de nacer, incluso en las ecografías (más si son 3D o similares), la gente tiene tendencia a buscar parecidos del bebé con sus padres u otros miembros de la familia. Desde mi punto de vista, esto es algo «de mal gusto». ¿Qué más da a quién se parezca? ¿Va a ser mejor o peor niño si se parece a uno u a otro?
Está claro que buscar parecidos entre niños y sus padres es algo que está súper extendido a nivel social. «Tiene tus ojos/boca/nariz» o «se parece mucho a X» suelen ser los comentarios estrella. Aunque los comentarios sean bien intencionados, pueden ser perjudiciales y/o malintencionados en muchos casos.
Origen de la búsqueda de parecidos
Documentándonos para escribir este artículo hemos leído que históricamente se buscaban parecidos entre el padre y el hijo como forma de afirmar y reafirmar la paternidad biológica (no existían pruebas de ADN o no eran tan comunes (Daly & Wilson, 1982).
Falacia del parecido
Este tema es muy importante. La falacia del parecido dice que los parecidos entre padres e hijos muchas veces es una falacia de percepción. Algunos estudios han demostrado que las personas ven lo que quieren o esperan ver. Es decir, si una persona cree que un niño se tiene que parecer al padre, es más probable que perciba semejanzas aunque estas no existan (Brédart & French, 1999). Esto también se conoce como «sesgo de confirmación».
Consecuencias de buscar parecidos
A pesar de que la comparación entre el aspecto de los niños y sus padres puede parecer inofensiva, puede tener consecuencias negativas por diferentes motivos:
- Puede imponer expectativas injustas sobre el niño, quien podría sentir presión para cumplir con ciertas normas físicas o de comportamiento relacionadas con el progenitor con el que se le compara.
- En familias donde hay donación de óvulos o esperma o en casos de adopción, estos comentarios pueden ser especialmente dolorosos (Grotevant & McDermott, 2014).
Además, insistir en buscar parecidos puede ser una falta de respeto hacia la individualidad del niño. Cada persona es única, y reducir a un niño a una comparación física con sus padres es desestimar su identidad personal.
Por lo que… por favor, dejemos de buscar parecidos, estos comentarios pueden ser de muy mal gusto y hacer mucho daño.
Referencias bibliográficas
- Brédart, S., & French, R. M. (1999). Do babies resemble their fathers more than their mothers? A failure to replicate Christenfeld and Hill (1995). Evolution and Human Behavior, 20(2), 129-135.
- Daly, M., & Wilson, M. (1982). Whom are newborn babies said to resemble? Ethology and Sociobiology, 3(2), 69-78.
- Grotevant, H. D., & McDermott, J. M. (2014). Adoption: Biological and social processes linked to adaptation. Annual Review of Psychology, 65, 235-265.