Hace un tiempo, después de que nuestro peque estuviera enfermo con uno de los muchísimos resfriados que ha tenido, dejó de comer completamente. Rechazaba el agua, la comida y todo lo que le acercábamos. Me asusté mucho y me puse a pensar a ver qué podría ser. Se me ocurrió abrirle la boca y mirarle la garganta y… ¡sorpresa! le vi decenas de llagas o aftas en la garganta.
Acto seguido fui a urgencias y le miraron bien. Le diagnosticaron amigdalitis. Lo cierto es que no le dieron mucha importancia a que no pudiera comer y me dijeron que ya volvería a hacerlo cuando se encontrase mejor (así fue). Como fue algo que nos generó mucha precaución y malestar y que, además, es bastante frecuente… vamos a hablar sobre ello.
¿Qué son las llagas o las aftas?
Se trata de unas pequeñas úlceras redondeadas que aparecen en el interior de la boca, en la lengua, encías, mejillas o labios. No es algo grave, pero son dolorosas e interfieren en la vida diaria del niño imposibilitándole el comer, hablar, etc. de manera correcta.
Causas de las llagas
Las causas pueden ser diversas y más en niños porque tienen el sistema inmunológico todavía en desarrollo, las más frecuentes son:
- Lesiones. Morderse el interior de la boca, caerse y clavarse los dientes, los aparatos dentales (sobre todo los brackets), cepillarse los dientes demasiado fuerte, etc. pueden hacer heridas que evolucionen a llagas.
- Infecciones virales. El virus del herpes simple, o el virus Coxsackie (más conocido como virus boca-mano-pie), pueden generar úlceras y llagas en la boca.
- Amigdalitis. La amigdalitis, es la inflamación de las amígdalas. Esto puede ocurrir tanto por infecciones bacterianas como por infecciones virales. Sea cual sea su origen, puede llegar a generar llagas dolorosas en las amígdalas que suelen ir acompañadas de dolor al tragar, fiebre y malestar general.
- Deficiencias nutricionales. Se sabe que la falta de vitamina B12 o ácido fólico o la anemia (falta de hierro) también puede predisponer a los niños a desarrollar aftas.
- Alergias o reacciones negativas a ciertos alimentos. Algunos niños son susceptibles a alimentos ácidos o picantes. Al irritar la mucosa oran se aumenta el riesgo de desencadenar aftas o llagas.
- Estrés y cambios hormonales. Aunque pueda parecer raro, el estrés también puede ser un factor desencadenante. Situaciones como cambios escolares, conflictos familiares, etc. puede ser situaciones de estrés para los más pequeños. En niños más mayores, los cambios hormonales también pueden ser causantes de las aftas.
Síntomas más comunes de las llagas
Aunque ya los hemos ido comentando, las aftas y llagas bucales pueden tener los siguientes síntomas:
Pequeñas lesiones redondeadas u ovaladas con un centro blanco y bordes marcados y rojos.
Mucho dolor, sobre todo, al comer o hablar.
- Malestar general o fiebre en los casos en los que están generadas por infecciones virales. Como, por ejemplo, en casos de amigdalitis.
Tratamiento de las aftas
Lo cierto es que poco podemos hacer por eliminar su dolor. Es importante no pasar la lengua por encima (si están al alcance) porque de esta manera evitaremos empeorarlas.
Yo como adulta he tenido muchas llagas en la boca durante toda mi vida porque tengo tendencia a morderme las uñas y esto hace que me coma toda la suciedad. He probado un montón de geles anestésicos, etc. el único que me ha hecho algo y que también usamos con el peque es el que podéis ver en la foto: Aloclair Plus Bioadhesive.
Nos gusta porque se puede aplicar con facilidad si la llaga está al alcance, pero también incluye una especie de tubo (se ve en la foto) con el que puedes llegar a sitios menos accesibles como la garganta.
Esto último fue muy necesario cuando lo usamos con las llagas del peque porque eran en la garganta y de haber sido otra la forma de aplicarlo, no habríamos podido.
Conclusiones
Las llagas en la boca o en la garganta son de lo más dolorosas. Aunque es cierto que poco podemos hacer por ellas, es muy importante tratar la causa subyacente y «no molestarlas». Es decir, no pasar la lengua por encima de ellas.
Cuando lo ocurrió al peque a los 3 días de que aparecieran empezó a comer mejor. Nos ayudó darle cosas líquidas y que costaban pasar por la garganta (evitamos trozos o alimentos duros durante un tiempo).
Sea como fuere, si sospechas que tu peque podría tener aftas en la garganta sería importante que lo llevases al médico porque podrían ser hongos u otras afecciones y es importante saber exactamente a qué nos enfrentamos.