Menú Cerrar

Nuestra experiencia en el pediatra

revisiones pediátricas

Vamos a hablaros de nuestra experiencia en el pediatra. Tenemos que decir que no hemos tenido mucha suerte con los pediatras que nos han ido tocando a lo largo del crecimiento de nuestro bebé.

Que nosotros hayamos tenido malas experiencias no significa que vosotros vayáis a pasar por lo mismo ni mucho menos. Tampoco queremos desmerecer a todos aquellos pediatras que hacen una gran labor. Reiteramos que esta es nuestra experiencia y os la contamos con el objetivo de que sirvan de algo todos los malos ratos que nos hemos llevado durante los primeros meses de vida de nuestro peque. 

Estancia en el hospital después del parto

Como comentamos en el apartado de “Lactancia Diferida” la primera revisión la tuvimos a los dos días de salir del hospital porque el bebé había perdido mucho peso y querían saber si estaba recuperando o seguía igual. El primer encontronazo lo tuvimos cuando estábamos en el hospital después del nacimiento. Como ya comentamos, el bebé no se enganchó al pecho y estuvo días sin comer. No me quisieron dejar un sacaleches para poderle dar el calostro.

Aun así, cuando nos dieron el alta (sin que el bebé hubiera probado ni gota de mi calostro o leche) no nos dijeron cuál era la pauta de alimentación. A mí me dio la sensación de que, aunque no nos lo dijeron, fue un “ya os apañaréis”. Las enfermeras, muy amables, nos dieron unos botecitos de leche de fórmula para que fuéramos tirando en casa, pero sin saber cuánto darle ni como. Nosotros teníamos claro que si podíamos evitar darle fórmula, lo haríamos. Por eso comenzamos la lactancia diferida. Todo esto generó mucho malestar e inseguridad en nosotros. Éramos primerizos, teníamos un bebé recién nacido y no sabíamos cómo alimentarlo.

Digo que este fue el primer encontronazo porque… ¿Cómo puedes darnos el alta si el bebé no ha sido capaz de tomar ni gota de leche o calostro? ¿Cómo puedes darnos el alta sin decirnos qué tenemos que darle y cómo? 

Antes de continuar, es importante aclarar, que cuando el bebé nace es normal que pierda un poco de peso durante los primeros días. Cuando nacemos tenemos líquidos, meconio (básicamente esto es la caca), que vamos expulsando los primeros días. Por lo que una pérdida de peso de entre el 5 y el 10% del peso durante la primera semana, es normal. Después de la primera semana, deberían empezar a aumentar de peso.

Revisión de 7 días de vida

Esta es la revisión que hicimos dos días después de salir del hospital. El objetivo, como ya hemos dicho, era pesarlo. Lo primero que hizo la pediatra cuando nos vio fue preguntar a ver si hacíamos Lactancia Materna Exclusiva (LME). Le dije que me sacaba la leche y se la ofrecía en biberón, le di mis motivos y nos dijo “lo mejor que puedes hacer es darle el pecho”. Me pareció increíble la falta de empatía… nadie más que yo quería darle el pecho, pero no pude, no fue posible.

Después de discutirle esto, le preguntamos a ver cuánta cantidad de leche materna tenía que tomar. Sacó unas tablas, de leche de fórmula, y nos dijo las cantidades. Como he comentado en el apartado de “Lactancia Diferida”, un bebé alimentado con leche materna no toma las mismas cantidades que un bebé que toma fórmula. Asimismo, hay que tener en cuenta el peso del bebé. No es lo mismo un bebé que pesa 3 Kg al nacer que otro que pesa 4 Kg, sus requerimientos nutricionales son diferentes. Aun así, nos dio las cantidades de leche de fórmula y nos fuimos para casa.

Otro aspecto que nos molestó es que nos daba mensajes contradictorios porque nos decía que tenía que ser a demanda en cuanto a cuántas tomas y cuánta cantidad, pero luego nos decía que mínimo tenía que tomar lo que nos decía. Vamos a ver… si no se lo quiere tomar ¿qué hago? ¿le meto el biberón por la oreja?. Yo en todas partes había leído que no había que obligar a un bebé a comer… por lo que no entendíamos nada.

Evidentemente el bebé no había cogido nada de peso. Estaba estancado. Los días posteriores a la revisión fueron un infierno, nuestro bebé no tomaba la cantidad de leche que nos había dicho la pediatra y esto nos agobiaba mucho. 

Revisión de los 14 días

Una semana después de la visita anterior, nos citaron para ver cómo iba de peso porque hasta la fecha no había cogido peso. Lo pesaron y había ganado peso, nos pusimos muy contentos, por fin veíamos un poco de luz al final del túnel. 

Sin embargo, nos aumentaron las cantidades que supuestamente tenía que tomar y esto nos volvió a agobiar, porque si ya nos costaba que comiera lo que nos había dicho en la visita anterior ¿cómo le íbamos a dar estas nuevas cantidades?

Revisión del mes y primera visita con el digestivo

Aquí empezó otro de nuestros calvarios. Cuando fuimos a la visita volvieron a pesar al niño, de peso iba bien, pero al examinarlo nos dijo que probablemente tenía APLV (Alergia a la Proteína de la Leche de Vaca). Nos sorprendimos porque no sabíamos ni qué era.

Le preguntamos a ver en qué se basaba su diagnóstico y nos dijo que el bebé tenía granitos por el pecho y que tenía el culito muy irritado y que, por esos motivos, el bebé seguramente era alérgico a la proteína de la leche de vaca que yo le pasaba a través de mi leche. 

Nuevamente no entendíamos nada. Nos derivó al gastroenterólogo pediátrico para que lo evaluase. Aun así, me dijo que si quería seguir dándole el pecho, tenía que dejar de tomar todo tipo de lácteos y derivados y soja durante un mes para ver si el niño mejoraba. 

Tuvimos suerte y tuvimos cita con el digestivo dos días después. La chica, muy amable, examinó las cacas del bebé y nos dijo que eran normales. Además, dijo que los granitos podían ser del sudor, a esto se le llama “sudamina”. Añadió que la dieta era muy restrictiva para la madre y que ella no veía motivos ni para hacerle analíticas al bebé para poder comprobar si tenía o no la alergia, ni para que yo hiciese esa dieta.

Nos fuimos contentos para casa.

Cita con el pediatra al mes y medio

Al mes y medio el bebé empezó a llorar día y noche y a estar muy irritable. Por eso, pedimos una cita con la pediatra. En esta cita nos dijo que a ver si había hecho la dieta que me había indicado en la otra cita y le dije que no, que no había excluído lácteos porque la de digestivo me había dicho que ella no veía indicios para hacerlo.

Pues bien, me dijo que ella había hablado con la de digestivo y que eso no era lo que me había dicho. Nos quedamos a cuadros, menos mal que estábamos los dos en la consulta para poder confrontar lo que nos estaba diciendo. Me sentí muy juzgada porque en cierto modo lo que me estaba diciendo es “le estás haciendo daño al bebé, la culpa de lo que le pasa es tuya porque no has dejado los lácteos”. 

Nos dijo que le daban cólicos por la alergia que tenía y que si quería seguir dándole mi leche, tenía que dejar de tomar lácteos y derivados, tanto de vaca como de oveja, cabra, etc; y soja. 

A posteriori sé que esto no fue correcto porque, aunque hubiese tenido alergia, no debes dejar la soja si no hay motivos para ello. Aunque las proteínas de la leche de vaca y la soja son similares, no todos los bebés que tienen APLV tienen alergia a la soja. Al dejar tanto lácteos como soja el abanico de posibilidades que tiene una madre para comer, es mínimo. Casi todos los productos que compramos a diario o llevan leche o derivados o llevan soja o trazas. 

Cuando llegué a casa, aunque yo no estaba convencida de que el niño tuviera esa alergia, dejé drásticamente lácteos, derivados, soja y trazas de todos ellos. Lo que tenía claro es que no quería causarle ningún tipo de daño al bebé por eso tomamos esa decisión. 

Con el tiempo me he dado cuenta de que esto también fue un error grande. No había indicios para excluir todos esos alimentos. Además, lo que tenía el bebé podían ser cólicos del lactante. Estos los tienen muchos bebés tengan APLV o no. Además, es preciso ver si hay una mejoría en el bebé después de dejar los lácteos y volver a introducirlos para ver cómo reacciona. Lo que hice, a mi parecer, fue la opción fácil para ellos. 

Revisión de los 3 meses

Nuestra pediatra estaba de vacaciones y nos dieron cita con otra pediatra diferente. Cuando lo fue a medir nos dijo que el bebé era muy pequeño para su edad y que había que hacerle pruebas porque podría ser que tuviera algún problema de crecimiento. Esto lo dijo sin molestarse en medirlo dos veces por si se hubiese equivocado. Luego comprobamos que era un error de medida. 

Nos generó una gran preocupación ese día y los días posteriores. 

Cita con digestivo y urgencias

Cuando el bebé tenía 3 meses y medio tuvimos una revisión de digestivo para que la pediatra pudiera comprobar a ver cómo iba. Cuando lo pesó nos dijo que no había ganado todo el peso y nos preguntó a ver si regurgitaba a lo que le dijimos que sí. Nos comentó que tendría que haber ganado más peso (30 gramos más) y nos dio dos opciones:

  • Meterle cereales a los 4 meses siguiendo dándole mi pecho, pero excluyendo más alimentos porque parecía que tenía alergia a algo más
  • Dejar de darle mi leche y pasar a leche de fórmula

También me indicó que teníamos que empezar a darle un protector de gástrico (Nexium) para el reflujo. ¿Cómo iba a medicar a un bebé siendo tan pequeño sin apenas pruebas de que lo que tenía era reflujo?

Me repitió por activa y por pasiva que tenía que dejar de darle mi leche, que le estaba haciendo daño y añadió “tú verás, vas a tener que dejar de comer también huevo, maíz y trigo, mira a ver si te compensa”. Haciéndome ver que la leche de fórmula hidrolizada de arroz era la única opción para mi bebé.
 
Aquí me pregunto a ver cómo puede ser que me digan de dejar la LME y de medicar a mi bebé por 30 gramos que le faltaban. Es cierto que el bebé no es un bebé grande, pero nunca lo ha sido. Es decir, no es que estuviera en un percentil 50 y de repente estuviera en un 10. No, siempre ha estado entre el percentil 3-10. Además, lo pesaban en básculas diferentes, una pediatra lo pesaba con un empapador (sin hacer tara) la otra sin empapador… 

Ese día me fui para casa bastante triste porque si tenía que quitarme maíz, huevo y trigo, además de todo lo que ya no comía.. ¿qué me quedaba?

A los dos o tres días tuvimos que ir a urgencias porque no comía (luego entendí que estaba en una crisis de lactancia y que era normal). Allí me dijeron que es que yo habría comido algo que no tenía que comer y que por eso el bebé no comía porque mi leche le estaba haciendo daño. Llamaron a la de digestivo por teléfono desde urgencias y me reiteró la necesidad de darle leche de fórmula por “le bien de mi bebé”. Fueron tan “amables” que me dieron un biberón y un bote de leche de fórmula hidrolizada de arroz. Hiciera lo que hiciera la culpa de lo que le pasaba a mi hijo siempre era mía. 

Ese día cuando llegué a casa me decidí a preparar un biberón de leche de fórmula porque estaba desesperada. Cuando se lo di al bebé literalmente me lo escupió en la cara y menos mal que lo hizo porque si no, ese habría sido el fin de nuestra lactancia. 

A día de hoy sigo sin entender ese interés porque dejáramos la LME y pasáramos a la leche de fórmula. No había ningún indicio de alergia. El bebé regurgitaba, pero todos los bebés lo hacen en mayor o en menor medida. Es cierto que no había ganado el peso que ellos esperaban, pero por 30 gramos no puedes decirle a alguien que deje la lactancia y mucho menos si las condiciones en las que lo pesas son diferentes cada vez. 

Cambio de pediatra

Después de lo anterior estuvimos pensando que todo lo que nos había pasado no era normal por diferentes motivos:

  • Insistencia en que le diéramos leche de fórmula. Es importante tener en cuenta que nadie puede recomendarte dejar la LME cuando es el mejor alimento para el bebé durante los 6 primeros meses (dicho por la OMS)
  • Mención de darle cereales. La de digestivo nos dijo que “para engordarlo” había que darle cereales en el biberón a partir de los 4 meses. Hoy en día, esta práctica está totalmente desaconsejada y más en un bebé de 4 meses que hace LME. 
  • Indicación de medicarlo con un protector gástrico
  • Insistencia en que tenía alergias alimentarias cuando no había ningún indicio de ello y todos los síntomas que presentaba eran normales en bebés
  • Se fijaban mucho en los “números”. Siempre se basaban en los percentiles “es que tu hijo está en percentil 3 y esto no es normal”, pero el bebé estaba sano y parecía que esto no les importaba
  • Errores de medida. La semana después de que lo midieran y nos dijeran que tenía un problema de crecimiento y que había que hacer pruebas, lo llevamos a medir a otro lugar y medía 3 cm más. No creo que creciese 3 cm en una semana. Está claro que todos nos podemos equivocar, pero antes de decirle a unos padres que su bebé tiene problemas de crecimiento, es importante asegurarnos de que hemos tomado bien la medida repitiéndola si es necesario. 
  • En las revisiones no lo tocaban. Cuando nos cambiamos de pediatra nos dimos cuenta de que no lo habían revisado tan bien nunca. Hasta el momento solo lo medían y lo pesaban. En el nuevo pediatra le miraban las caderas, lo exploraban, etc.

Por todo lo anterior, decidimos cambiarnos de pediatra y el cambio fue abismal. Nada que ver uno con el otro. El nuevo pediatra nos dijo:

  • Hay bebés más grandes y otros más pequeños. Lo importante es que siga su curva de crecimiento y que no se estanque. Aun así, hay veces que se estancan y hay que analizar por qué. Lo más probable es que haya estado malito, haya tenido una crisis de lactancia, etc. y ese es el motivo de que no haya ganado peso según lo esperado.
  • No se puede suponer sin pruebas que tiene una alergia alimentaria. Nos comentaron que todos los síntomas que les habían hecho pensar a los otros pediatras que tenía APLV eran síntomas que pueden tener todos los niños: sudamina (por el sudor), cólicos del lactante (por inmadurez del sistema digestivo), regurgitaciones (si sigue su curva de crecimiento son normales), no comer durante algún periodo (crisis de lactancia), etc. Además, añadió que después de haber estado sin lácteos es necesario volver a introducirlos para ver cómo reacciona el bebé. Nos comentó que era la única manera de poder concluir si tenía alergia o no (también se pueden hacer análisis de sangre, pero no siempre que se tiene alergia sale en el análisis, por lo que no es excluyente).
  • No dejar la LME bajo ningún concepto. Nos dijo que era el mejor alimento y que no había ningún motivo para recomendar que el bebé dejara de tomar mi leche.

Después de esto, no volvimos al pediatra anterior. Nuestro bebé ha ido cogiendo peso y creciendo, incluso ha subido de percentil en su curva de crecimiento. No llegué nunca a dejar la soja, ni el maíz, ni el huevo, ni el trigo. Poco a poco voy introduciendo otra vez los lácteos y el bebé está reaccionando bien. Esto quiere decir que estuve meses sin tomar lácteos con todos los efectos secundarios que esto ha tenido para mi salud por nada. Mi bebé no tiene APLV  y he estado restringiendo alimentos y casi dejamos la lactancia por un diagnóstico erróneo que no estaba basado en datos objetivos. En definitiva, nuestra experiencia en el pediatra no ha sido la mejor. 

2 comentarios

    • Mama

      ¡Muchas gracias! Si tienes cualquier duda y crees que te podemos ayudar, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. ¡Saludos!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información básica sobre protección de datos Ver más

  • Responsable: Raquel Rodríguez.
  • Finalidad:  Moderar los comentarios.
  • Legitimación:  Por consentimiento del interesado.
  • Destinatarios y encargados de tratamiento:  No se ceden o comunican datos a terceros para prestar este servicio.
  • Derechos: Acceder, rectificar y suprimir los datos.
  • Información Adicional: Puede consultar la información detallada en la Política de Privacidad.

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad